"Traducir a palabras emociones nunca fue lo mío. Todavía sigue siendo un reto expresar lo que ha supuesto para mi este despertar, de la mano de Blanca. Pero a día de hoy puedo decir que me es muchísimo más sencillo encontrar el motivo de mis actos, pensamientos y sobre todo, emociones. Disfrutar de mi intensidad. Ha sido un camino lleno de piedrecitas con las que me encariñaba, en el que me aferraba a cada una de mis caídas hasta que un día solté, dejé ir. Y así, me encontré. Encontré el significado de la pertenencia despojándome de dogmas que solo hacían que me perdiera en la mirada del otro. Hoy me permito ser. Y sin duda, esto hubiese sido muchísimo más difícil (si cabe) sin Blanca, en quien he normalizado mis rarezas y he encontrado la posibilidad de crear un vínculo seguro en el que abrirme en canal y descubrir partes de mí que ni yo misma sabía que estaban para dejar atrás quienes nos hicieron creer que éramos y permitirnos ser quien realmente somos, pudiendo hacer conscientes esos dogmas en los que estamos atrapados o bloqueados. Con Blanca he aprendido que no somos quienes pensamos ser. Se trata de un proceso de reescribir nuestras experiencias, responsabilizándonoslas de esas narrativas que hemos repetido siendo autoría de otro, adaptando o reformando nuestra historia para que sea más fiel a nuestra realidad. Y para la personita que está leyendo esta reseña, si estás aquí es porque tu camino ha comenzado, y si decides hacerlo de la mano de Blanca, deseo que consigas como yo, captar toda su esencia a través de la paz que me ha transmitido incluso cuando estaba atravesando mis peores guerras internas. Y es que es esencial estar acompañado para atravesar este proceso, nuestro cuerpo es inteligente, y solo se vendrá abajo cuando pueda tener suficiente apoyo para poder soportar ese colapso. Y solo desde ahí se puede despertar. Gracias por ser y existir, Blanca, por ayudarme a reescribir mi historia para encontrar mi pertenencia."
Sara H.